jueves, 4 de abril de 2013

Un plan para el año de la fe

Un plan para el año de la fe:

Estamos ya de lleno en el año de la fe y,  podemos decir, que este año en nuestra vida de cristianos han pasado cosas importantes:
  •     Hemos asistido a la renuncia de un Papa que era nuestro mejor apoyo, durante estos años. Lo hemos entendido porque no ha podido más.
  •     Hemos asistido a la elección de otro Papa que, en un principio nos desconcertó por desconocido y, ha necesitado muy poco tiempo para que se nos meta de lleno en el corazón.
Hasta aquí cosas que hace Dios porque le da la gana. Pero debemos preguntarnos y nosotros ¿Qué podemos hacer por Dios?
Yo en este año de la fe he iniciado una campaña a la que podéis apuntaros todos los que queráis porque es muy fácil:

Se trata de RECUPERAR NUESTROS TEMPLOS COMO LUGARES DE ORACIÓN.                             
Intentaré explicar de qué se trata:
Todos formamos parte de una parroquia, a la que con más o menos frecuencia  asistiremos. Y si no es nuestra parroquia da igual sigue siendo un templo
Yo también tengo la mía, donde llevo poco tiempo, pero en estos pocos años noto un fenómeno, que no es nuevo pero acabo de descubrirlo con una fuerza especial  y creo que es, al menos curioso: 
Los Domingos hay una gran afluencia de público, gracias a Dios. Y ya sabemos de las colas que se forman para comulgar, también gracias a Dios. Todas las personas que hay allí son cristianos practicantes, que cumplen con el precepto dominical, costumbre por desgracia ya perdida en bastantes familias. Es decir es una reunión de gente de fe.
Pero sorprendentemente, en el mismo momento que acaba la Misa, empiezan a formarse las tertulias. La gente no tiene prisa por irse porque de hecho allí están, pero formando grupos en los que se habla de los más variados temas, y con los más variados tonos: risas, señoras contándose recetas, niños corriendo, encuentros que da alegría de tener y se saludan muy afectuosamente, programas de la tele… No hace falta concretar más porque todos tenemos ejemplos.
 La mayoría de nuestros Templos tienen lugares mas o menos grandes para expansionarnos por la parte de fuera, es decir en la calle.
Y, los que tenemos intención de tener una poquita de intimidad con Dios durante un ratito, que suele ser corto, porque para eso hemos comulgado, somos los que tenemos dificultades para hacerlo.
Y… yo que creía que los templos se habían construido para orar…
Sería bueno que los cristianos, los que tenemos fe,  sin ningún tipo de complejos, con nuestra palabra y con nuestro ejemplo (pero fundamentalmente con la palabra porque en este asunto,  del ejemplo nadie se da cuenta) recuperáramos la sacristía para lo que es, el despacho parroquial para lo que es, la plaza o la acera de fuera, para lo que es, y EL INTERIOR DEL TEMPLO PARA LO QUE ES.
Yo de esto ya tengo experiencias.
De verdad puedo afirmar que hacer un comentario de este tipo con el párroco funciona. Le damos hasta tema para la homilía, pero lo más eficaz es localizar a las personas que pueden echar una mano en este tema, porque caen en la cuenta de que lo que dices es verdad.
 Con seguridad la gente no tiene intención de molestar a nadie, pero justamente porque tienen buena intención es muy productivo ayudar a que esas buenas intenciones las lleven a la práctica.
Basta preguntar con una sonrisa de oreja a oreja. Por favor ¿Les queda mucho por contar? Es que me gustaría poder  dar gracias después de comulgar, simplemente rezar un poquito y me está siendo muy difícil.
También hacen un buen efecto frases como ¿No les importa hablar fuera? Es que es el único sitio que tengo para rezar y he venido a eso, pero me resulta difícil…
Os aseguro que reaccionan bien y Dios estaría un poquito mejor atendido.
Yo simplemente lanzo la idea por si alguien quiere unirse. No hay que mandar ningún mensaje a ningún sitio, ni dar nombres, ni organizarse… solo tener también la intención de recuperar los templos como lugares de oración.
Ah! Y si alguien se enfada porque crea que le estamos ll. Simplemente no se discute, porque en la iglesia mando la atención, tampoco pasa nada no debe uno pelearse.
 Dios se lo merece, porque le tenemos ya la cabeza como un bombo con tanta tontería en la puerta de su Sagrario.

Realizado por la profesora: Gracia Peñafiel

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